Cocina Sin Ganas: el arte de no complicarse

Generic selectors
Exact matches only
Search in title
Search in content
Post Type Selectors

 ¡Bienvenido a COCINA SIN GANAS! La web donde el esfuerzo es opcional, la presentación irrelevante y el único ingrediente imprescindible es… no tener ganas de cocinar.
Aquí no encontrarás platos dignos de MasterChef, ni técnicas que requieran más de dos neuronas despiertas. Esto es cocina para sobrevivir, para engañar al hambre sin traicionar tu pereza. Recetas tan fáciles que podrías hacerlas medio dormido, con una mano en el móvil y la otra en el paquete de pan de molde.

¿Quieres una tortilla sin batir el huevo? ¿Un postre que se monta solo si lo miras con cariño? ¿Una ensalada que básicamente es abrir una lata y fingir que hiciste algo? Estás en el lugar correcto.
Porque aquí no cocinamos con amor, cocinamos con resignación. Esto es COCINA SIN GANAS: cocina sin técnica, sin pretensiones… y a veces, sí, sin dignidad.
Ponte cómodo, abre la nevera sin expectativas, y déjate guiar por el arte milenario de hacer lo mínimo indispensable. Tu estómago lo agradecerá. Tu ego, probablemente no.

Esta web no nació de una chispa creativa. Nació de un bostezo. De ese momento en que miras la nevera con la misma emoción que una piedra mira el sol.

Una web simplemente esférica.  No porque sea perfecta, sino porque no tiene ni una sola arista de esfuerzo.

Aquí no hay trucos, ni secretos, ni pasión por la cocina. Hay resignación, pan de molde, y una fe ciega en que el microondas lo resuelve todo.

Así que si vienes buscando recetas gourmet, motivación o una experiencia interactiva… Te has perdido. Pero si lo que quieres es comer sin pensar, cocinar sin sudar, y leer sin esperar nada… Bienvenido. COCINA SIN GANAS te abraza con desgana, pero con sinceridad.

Las recetas, el diseño, los textos… todo rezuma una pereza tan profunda que probablemente deberías estar orgulloso de no hacer nada al entrar.

¿Quieres cocinar? Qué valiente. 

Aquí encontrarás platos que apenas califican como comida, pensados para gente que considera abrir una lata como alta gastronomía. 

No hay pasos complicados, ni ingredientes exóticos. Si tienes pan y algo que se parezca remotamente a comida, ya estás listo.

Tampoco hay animaciones, ni efectos, ni nada que implique mover un dedo más de lo necesario. 

Albóndigas que se hacen solas
Garbanzos con oreja: respeto mínimo, sabor máximo
Sopa fría de melón: elegancia en pijama
Lo trituré todo y salió esto (spoiler: está buenísimo)